EN AUSTRIA. Innsbruck, Krimml y Salzburgo

 17, lunes. Innsbruck y las cataratas del Krimml
Pasamos una noche estupenda y tranquila aunque la madrugada es algo ruidosa debido a un generador que debe tener la terraza del parque, el camión de la basura y algún autocar que otro que se va.

A las nueve menos cinco salimos hacia la Hofkirche y llegamos justo cuando puntualmente abren. Impresionante el mausoleo del emperador Maximiliano I rodeado de 28 estatuas de bronce de tamaño natural que montan guardia junto a su tumba. Preciosa también la tribuna llamada “coro de los principes” situada en la parte superior izquierda de la iglesia. Arriba, la capilla de plata recoge la imagen una virgen realizada en plata repujada que decora el altar mayor.

Continuamos nuestro paseo hacia el tejadillo de oro para admirarlo a la luz del día, pero la gente que ayer animaba sus calles ha sido sustituida por camiones y coches que abastecen los establecimientos por lo que ha perdido su encanto.

Regresamos al aparcamiento, pagamos 10 euros, cargamos agua (no nos permiten descargar el wc) y pusimos rumbo al parque nacional de Hoge Tauer, a las cataratas del Krimml.

Tomamos la A 12 hasta Wiesfng dirigiéndonos luego hacia el sur por la 169 y al oeste por la 165. Atravesamos el Gerlospass (8 €) con unas bonitas vistas a un lago desde arriba y según descendemos comienzan a aparecer las cascadas al fondo. Llegamos alrededor de las 12,30, hora de comer para ellos, por lo que los aparcamientos gratuitos estás saturados. Después de dar unas vueltas, pagamos 3 € por aparcar.
 
Para acceder a las cascadas hay que pagar 1,80 € por persona. Son tres grandes saltos de agua que caen desde casi 400 m de altura formando nubes de vapor y originando un espectáculo grandioso y sobrecogedor por el caudal y la fuerza con la que el agua se estrella contra las rocas. Un camino serpentea en medio de un bonito y sombrío bosque ascendiendo en algunos tramos con bastante pendiente hasta situarse casi en los 1.500 m. Hay muchos rincones desde los que poder admirar esta preciosidad de la naturaleza. Nosotros subimos hasta la segunda cascada donde hay un restaurante, empleando aproximadamente una hora. La subida hasta la última es de 3 horas de duración. Hasta la primera cascada es una romería, luego ya desciende el número de personas. A las 15,00 buscamos un sitio donde comer camino del valle de Stubachtal, que parte desde Uttendorf. 17,5 km por una buena carretera pero estrecha en alguno de sus tramos, sobre todo al final, donde las curvas cambian de sentido. Es un bonito valle cerrado por impresionantes cumbres. Nos vemos obligados a parar mientras que unas tranquilas jóvenes austriacas dirigen un rebaño de vacas hacia el pueblo por medio de la carretera. Casi me dan ganas de bajarme a ayudarlas…pero no me dejan. Al final, en Ezinger Boden, a casi 1500 m, hay telecabinas que ascienden hasta 1800 m y un telesilla que continua hasta los 2.300m. A las 17,30 estaba cerrado, pero calculamos que el precio aproximado para los cuatro sería de unos 60 a 80 euros.

Buscando un sitio donde pasar la noche, dejamos atrás Zeel a. See subiendo al norte por la 311 hasta Saalfelden donde había varios aparcamientos, pero no resultaban atractivos ya que todos estaban en el centro del pueblo así es que nos dirigimos al oeste hasta Maria Alm donde en una página web alemana nos aparecía un “area de pernocta” o similar “oficial” . Tras dejar el pueblo aparecen señales en la misma carretera y como había dos autocaravanas, no nos resultó difícil localizarla ya que la dirección dada al navegador no parece la correcta.

Es una granja donde han dedicado un terreno de ella para autocaravanas. Sólo se dispone de un enganche a luz a través de una alargadera doméstica y la posibilidad de cargar y descargar agua. 10 euros. Pero la vista quita el hipo. Enmarcada en un bonito valle cerrado por cumbres que superan los 2.500 m., comienza en casitas pequeñas que destacan entre el verde los árboles y los prados, para volverse más oscuro por los abetos de las laderas y terminar en las desnudas cimas. Son vistas de postal. Recuerdo los verdes de Escocia, pero aquí se suman impresionantes moles que rodean valles de película. Es espectacular. Escocia es…sencilla. Las vistas se pierden en suaves lomas mezclándose con el azul del mar. Aquí no hay sencillez, hay espectacularidad, no hay suavidad, hay brusquedad. Las curvas de las lomas escocesas son aquí aristas, cimas y líneas rectas que se entrecruzan.

18 martes. Seisenbergklamm y Salzburgo

La paz del lugar hace que durmamos a pierna suelta y por la noche hace FRÍO!. Amanece un día precioso y las vistas….inmejorables. Desayunamos, cargamos agua a tope, descargamos y limpiamos el wc. Nos dirigimos a Salzburgo a lo largo del valle de Saalach. De los tres sitios que podemos visitar (garganta de Vorderkaser, cuevas de Lamprechtshole y garganta de Seisenbergklamm, nos decidimos por esta última así es que por la 311 llegamos hasta Weisbach. En la misma carretera está el aparcamiento. Continuamos a pie por una senda hasta…caja de nuevo!. Unos 9 euros por los cuatro. Es curioso: aquí tenemos que pagar por ver lo que en España regalamos generosamente, como si nos sobrara el dinero para su conservación o mejora.

Se trata de una angosta garganta por la que discurre un río. Una serie de escaleras, y estrechas pasarelas y senderos donde solo cabe una persona conducen por un desfiladero de más de 1 km de longitud y 50 m de profundidad que se cierra tanto que en algunos lugares no deja pasar el sol. Al final se abre en un bonito bosque de hayas después de unos 30 minutos de paseo. Se puede continuar, pero decidimos regresar. Nos cruzamos con gente y hay que estrujarse bien para caber. Angel decía: “oh, Dios mío! Voy a morir espachurrado por un austriaco gordo en una pasarela!!!”.Al final, decidimos sumergir los pies en unas pozas de agua preparadas para meterse hasta la rodilla y poder sujetarse en el centro. Pero el frío causa dolor y hace que casi corriendo cerremos el círculo de la poza de no más de 3 m de diámetro. Eso sí, nos deja los pies nuevos y nos ha quitado la hora de caminata. Pensamos que “los de la tierra” serían más duros, pero cuando introducen los pies se quejan igual que nosotros y salen corriendo.

Continuamos hacia Salzburgo. El navegador funciona estupendamente. Comemos a unos escasos 20 km de la ciudad y pensamos que si encontramos con facilidad un aparcamiento podemos incluso ver algo de la ciudad. Habiamos leído algo sobre el Mirabellplatz situado casi en el centro, pero damos vueltas y vueltas alrededor de esta zona y no encontramos nada. Nos dirigimos al sur, a un aparcamiento de autobuses, pero sin suerte. Después de 50 minutos dando vueltas decidimos pedir al navegador que nos lleve al camping panorama y nos dirige limpiamente desde el centro de la ciudad hasta el camping que dista unos 7 km. Aunque me fastidie reconocerlo, es genial. No nos da miedo callejear. Siempre nos sacará si nos perdemos.

Llegamos al camping a las 17,30. •30 € los cuatro y es un camping muy sencillo. En recepción son secos y no hablan español, pero curiosamente el sr. que nos acompaña a la parcela, sí chapurrea y le podemos preguntar por aparcamientos en la ciudad para mañana. Nos duchamos y decidimos acostarnos pronto con la idea de salir temprano y aprovechar las horas de menos calor ya que tenemos que dejar a nuestra compañera Mara dentro de la auto y posiblemente al sol.

19 miércoles. Salzburgo y St. Wolgang

A las 7 estamos en pie y ya el sol amenaza calor. Encontramos aparcamientos, en Sanpeterstrasse, que no permiten autocaravanas, en la Universidad, tampoco…Al final, un poco desesperados paramos frente al aparcamiento HIPO que es cubierto pero parecía haber plazas en la calle. Pregunté al vigilante y nos dijo que no había problema. Se ven muy mal por que apenas están marcadas en el suelo y tal y como están parecen privadas. A las 9,10 Aislamos bien la camper y la dejamos preparada para dejar a Mara dentro durante 3 horas que era duración máxima del aparcamiento.

Nos dirigimos primero a la Residencia, son las 9,45 y hasta las 10 no abren así es que vamos a la catedral e iglesia de San Francisco que no tienen nada destacado. La ciudad se nos muestra tranquila y es bonita, pero tampoco nos parece nada del otro mundo. Regresamos a la Residencia que nos resulta cara: 24 euros los cuatro. Aunque no es una maravilla, hay que disfrutar de los mismos escenarios, en que Mozart estrenó, tocó y dirigió algunas de sus composiciones. Si tuviera que utilizar un calificativo para describirlos podía ser el de elegante y armonioso. Seguramente me resultaría difícil imaginar un escenario mejor y más acorde baja escuchar música de este compositor. Nos dan un teléfono programado en castellano y según vamos entrando en las distintas salas que están numeradas, vamos pulsando ese botón en el telefonillo. Muy cómodo. Como curiosidad, la balaustrada de la sala de las carabinas en que cada “palo” es una nota musical distinta.

De aquí nos dirigimos al cementerio de San Pedro que resultó ser sorprendentemente bonito, a los pies de la pared vertical que aloja el castillo y horadada por unas catacumbas. Más que un cementerio parecía ser un “extraño” jardín.

Continuamos a la Iglesia de la Abadía de San Pedro, al lado del cementerio, románica, de la que destaca su reja de hierro. De aquí nos dirigimos al corazón de la ciudad donde se encuentra la casa natal de Mozart a través de estrechas calles, y la principal, la Getreidegasse, una de las principales arterias de este casco y que estaba cuajada de turistas y paseantes

A las 12 regresamos a la camper. 32ºC. Mara se encuentra muy bien. Nos queda la fortaleza y unos turistas franceses nos dicen que sí merece la pena. Dejamos de nuevo a nuestra amigo con suficiente agua fresca y nos dispusimos a “ascender” al castillo. Habíamos consultado precios en la taquilla del funicular y vimos que eran unos 20 € por persona. Pensamos que era solo por subir así es que comenzamos nuestra “escalada” con un calor de justicia. Pagamos unos 20 € por cada uno y resultó que este precio incluía la subida y la bajada en el tren de cremallera…Lo que hace la ignorancia. Una vez arriba, lo mejor, las impresionantes vistas de Salzburgo con sus cúpulas y campanarios y de toda la cuenca donde se encuentra asentada. Del interior, una estufa de cerámica de gran tamaño del XVI decorada con flores, frutos, blasones…, y de nuevo los telefonillos que tienen posibilidad de hasta 10 idiomas. Un torno comienza la cuenta atrás hasta formar un grupo de 40 personas que con un guía-vigilante inicia el recorrido.
Bajamos en el tren y a las 14,30 dimos por terminada nuestra visita a la ciudad tomando dirección St. Wolfgang por la 158, a donde llegamos en poco tiempo.

Antes de llegar vemos un camping y al lado, una explanada verde a orillas del lago. La vista que se abre al lago es preciosa, pero la ciudad lo es más. Dejamos la auto aparcada en el parquing para autocares y nos acercamos dando un paseo.

Tranquila, elegante y armoniosamente integrada, la ciudad reposa a orillas del lago. El retablo de su iglesia parroquial es una joya del gótico que bien merece dedicarle unos minutos, pero el conjunto de esta iglesia, con bonitas vistas al lago a traves de arquerías hace que por sí sola merezca una parada y si añadimos el encanto del lago, y de sus tranquilas calles el destino se hace casi necesario. Pero tiene un atractivo añadido y que descubrimos por casualidad: un delicioso baño en las aguas del lago que, sorprendentemente, no estaban nada frías.

En el aparcamiento hay varias autocaravanas y se permite la pernocta por 8 €/24 horas. No obstante nos acercamos al camping, a la explanada de al lado, pero sólo es un lugar para parar y el precio son unos 35 € por lo que regresamos al aparcamiento buscando la sombra. El calor nos anima a buscar un baño, así es que descendimos por un camino a la izquierda y caminamos al borde del lago hasta encontrar una zona con césped, algunas tumbonas que parecían ser de uso público y una plataforma flotante donde la gente reposaba plácidamente. No pensaba bañarme ya que suponía que el agua estaría más que fresca, pero al probarla resultó estar absolutamente deliciosa. Así es que disfrutamos de un delicioso baño en un sitio incomparable que nos quitó el cansancio y el calor de todo el día. La única que se privó fue Mara, que parece ser más de “secano” que nosotros.

Al regresar comprobamos que se nos había unido una autocaravana española. Resultaron ser además madrileños, una pareja que viajaba, como nosotros, con una adolescente. Charlamos durante un rato, cenamos y a las 23 estábamos ya en posición horizontal, pero, a las 23,10 llegaron los de la autocaravana italiana de al lado y decidieron encender su generador. El ruido nos impidió dormir, y cuando decidimos movernos de sitio, lo apagaron. Dormimos hasta las 6,00 en que decidieron irse, no sabemos si por vergüenza del escándalo o por que así lo tenían programado. Cogimos de nuevo el sueño otro ratito.

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