DE LAGOS HACIA CUMBRES. De Hallstatt a la Glosglocker Hocahlpenstrase

Hallstatt, Gossau y Liechtensteinklamm
La Glosglocker Hocahlpenstrasse
El lago Ossiacher

20 Jueves. Hallstatt, Gossau y Liechtensteinklamm

A primera hora de la mañana Angel se acerca a unos autocares españoles que acaban de llegar ya que con esa empresa suelen hacer excursiones y, casualidades de la vida, el conductor resulta ser un viejo conocido con el que había compartido alguna que otra salida. Después de charlar un rato y despedirnos de nuestros amigos madrileños, pusimos rumbo a Hallstatt en donde nos resulta bastante difícil aparcar. Se atraviesa el pueblo por un túnel que tiene algunas aperturas laterales al lago donde hay aparcamientos pequeños. Nos envían al aparcamiento de autocares, a algunos km del centro, así es que damos la vuelta y decidimos probar suerte en alguno lateral por que si no lo tenemos chungo, chungo. Pero esta vez tenemos suerte y conseguimos sitio, ajustado, pero sitio.

Por unas escaleras descendemos para internarnos en lo que parece un cuadro de hermosos paisajes. Rebosa luz y las casas que se descuelgan por la ladera verde se reflejan en un lago de tranquilas y limpias aguas. Color, luz, flores de varios colores en las ventanas, armonía, tranquilidad… paisaje lleno de una sugerente belleza.

Nos internamos por sus calles y damos con la St Michaelskapelle y su cementerio con vistas al hermoso lago. Pero nos aguarda una curiosa sorpresa: un osario utilizado desde el siglo XVII al que trasladaban los restos de los fallecidos después de 10 o 20 años por un problema de espacio. Se conservan más de 1000 craneos y en más de la mitad se conserva aún la fecha de fallecimiento, edad y profesión. Muchos aparecen decorados con pinturas.

Dejamos este paradisiaco lugar para poner ahora rumbo hacia Gossau y subimos hasta Gosauschmied donde dejamos la auto y nos asomamos a un lago, también de postal, rodeado por gigantescas cimas que superan los 2.600 m formando una corona a su alrededor. Se puede dar la vuelta al lago andando, pero son ya las 13,30 así es que decidimos hacernos unos bocadillos que nos tomaríamos después de un refrescante baño en el lago, pero el agua no tiene aquí la temperatura que en St. Wolfgang y salgo corriendo aunque algunos lugareños parecen disfrutar más que nosotros. Angel decide que Mara se de un baño y la suelta un par de veces a 1 m escaso de la orilla, pero no la gusta nada de nada.

Al abrir la camper la alarma nos “chiva” que han intentado forzarla y lo asocio con el sonido muy lejano de una alarma que escuché cuando estábamos cerca del lago y al que no di importancia por muy confusa pensando que mis oidos me podían engañar. Ahora parecía tener más sentido. Comprobamos que no faltaba nada y después de la preocupación pusimos rumbo hacia la Liechtensteinklamm primero por la comarcal 166 hacia el sur y tomando luego la 311 a St. Johann I. Pongau. En principio no estaba prevista su visita, pero nuestros amigos madrileños nos contaron que debía merecer mucho la pena, así es que a las 17 –cierran a las 18 pero nos dicen que es suficiente tiempo- y después de pagar, como no, religiosamente 13 euros comenzamos nuestro paseo por esta impresionante garganta de altas paredes verticales que se estrecha en algunos lugares hasta haber obligado a excavar túneles en la roca para permitir su recorrido en algunos tramos.
El final se cierra con una bonita cascada.

De regreso nos encontramos con los madrileños que están llegando y después de charlar otro poquito decidimos buscar un lugar para pasar la noche en Bruck. Pero no hay por lo que regresamos a María Alm a pocos kilómetros. Esta vez estamos solos en este hermoso lugar a una temperatura estupenda, que baja rápidamente y nos obliga a permanecer dentro.

Las noticias para el tiempo no son buenas: preven lluvia y queremos hacer la Glosglocker Hochalpenstrase y llegar al glaciar Pasterze. Y durante la primera parte de la noche lo que comienza siendo una espectacular tormenta eléctrica termina en una fuerte cortina de agua…mal asunto.




21 Viernes: La Glosglocker Hochalpenstrase
La mañana aparece absolutamente espléndida, con un cielo limpio azulado y un brillante sol, aunque algunas nubes se perfilan por la zona a donde nos dirigimos, al sur. Pagamos un peaje de 26 euros. La subida es de más de 20 km con una pendiente del 15%. Hay tramos de 3 carriles para adelantar y muchos aparcamientos para poder admirar las espectaculares vistas de que se disfrutan con cimas casi a la altura de nuestros ojos que superan los 2.500 m, nieve y pequeños glaciares. La camper sube muy bien excepto por un pequeño ruido seco (“clon, clon”) que aparece un par de veces. La bajada es peor ya que comenzamos a oler a “neumático quemado” lo que nos obliga a hacer una pequeña parada en la que nos adelanta otra camper igual que la nuestra.

Después del reposo atacamos el último tramo hacia el Fran Josephs Hohe y el glaciar Pasterze. El primer aparcamiento, el P4, el más alejado del glaciar, es el destinado para autocaravanas y autocares. Nada más aparcar se acerca el “campero” que nos adelantó. Viene de Alemana y no ha visto a nadie que hable “cristiano” en mucho tiempo. Lleva un perrito que cabe casi en la palma de la mano, muy simpático y tan sociable que ni corto ni perezoso se mete en la camper. Nos descuidamos y la respuesta de Mara no se hace esperar, así es que después de pedirle disculpas, continuamos nuestra charla. Comienzan a caer algunas gotas enormes así es que decidimos llevarnos las capas de agua.

El camino hacia el glaciar por la carretera está “sembrado” de carteles que indican que hay marmotas, pero como no pensaba ver ninguna, no les hice mucho caso, pero son los chicos los que llaman mi atención: están por todas partes pastando apaciblemente, gordas, orondas, con un espeso y bonito pelaje. Algunas se acercan al muro y nos miran descaradamente, suponemos que con la esperanza de que les echan algo de comida (lo que no está permitido). Y llegamos al final donde se disfruta de una espectacular vista del glaciar con sus casi 10 km de lengua. Se puede bajar a él y pisarlo y los chicos y Angel deciden bajar andando. A mí me parece muy pronunciada la bajada sumado a la altura a la que estamos, así es que decido utilizar el tren de cremallera (8 € persona y 17 € familia), y no me arrepiento. Después quedan unos 20 minutos más de bajada añadida hasta el glaciar. Han vallado la zona y puesto una especie de escaleras sobre el hielo para impedir que resbalemos. El paseo, aunque duro, merece la pena.

Y subimos de nuevo, Mara y yo hasta el funicular a donde llego barriendo la senda con la lengua y los chicos y Angel andando. Entre esperar a que parta y lo que tarda, el tiempo de subida es parecido, pero la ascensión es muy dura, por la pendiente y la altura, ya que David, a sus 17 años, sube sudando. De regreso a la camper nos encontramos de nuevo con nuestros amigos madrileños que nos dicen que pasaron la noche en el aparcamiento de la Liechtensteinklamm junto con dos o tres autos más además de cargar agua en las fuentes, ducharse, y volver a cargar. También nos dicen que hace 10 años el glaciar llegaba prácticamente al aparcamiento, lo que nos deja de piedra y nos da que pensar. Nos despedimos ya que ellos comienzan el regreso por otra ruta, aunque no piensan descender por la tremenda carretera por la que hemos subido y eligen otra ruta continuando, al igual que nosotros hasta el otro valle, pero ellos dan la vuelta y nosotros continuamos rumbo al sur, hacia nuestro segundo destino: Eslovenia.

Pensamos en principio comer arriba, pero cambiamos de opinión: si la bajada era igual que la subida posiblemente necesitaríamos hacerlo en dos tiempos. Nuestros amigos nos comentan que en el primer tramo de la bajada, casi donde nosotros habíamos tenido que descansar, a un turismo holandés que le precedía comenzaron a echarle humo las ruedas…Así es que decidimos comer en la mitad y así lo hicimos entre algún breve chaparrón que otro. Pero afortunadamente no hizo falta ya que la bajada no es tan dura como la subida y aunque en “segunda” le sobraba y el “tercera” se lanzaba y tuvimos que usar el freno, no hubo mayores problemas.

A una hora razonable decidimos buscar un camping barato ya que no vemos ninguna autocaravana, ni circulando ni paradas. Encontramos uno en Mollbrucke, cerca de Spittal A.D. Drau pero está completo, pero la gente es encantadora y de forma espontánea se acercan; un señor de cierta edad, con más desparpajo que inglés nos pregunta que de donde es la “E” de nuestra matrícula y otro nos dice que al lado hay un campo de deportes y que podemos estar allí ya que recepción cierra a las 17 y son ya las 19. Nos acercamos y comprobamos efectivamente que se trata de un campo de futbol con unos edificios que contienen duchas al estilo “checo” (colectivas, con las alcachofas en la pared, una detrás de otra), 2 baños y una regleta para la luz. Nos dicen que unos 25 € lo que nos parece caro para lo que es y pensamos en buscar otro o quedarnos fuera. Pero para lo primero es tarde ya y un viernes,y para lo segundo hace falta tener más descaro del que tengo así es que nos quedamos a descansar. Ducha, partida de petanca y cena.

22 Sábado. El lago Ossiacher.

Otra mañana espléndida y Ms. Fraud aparece llamando a nuestra camper para cobrarnos la bonita cantidad de 27,80 euros. Sin comentarios. Ponemos rumbo a Eslovenia pero como tenemos tiempo decidimos dar una vuelta al lago Ossiacher del que no destacamos nada en especial. Bonito, como todos, muy cuidado, construcciones integradas con el entorno, es decir, nada de grandes edificios. Como en España y nuestro comentario fue el mismo: hay que ver la cantidad de terreno que desperdicia esta gente. Si lo viera un constructor español….¿por qué en todos los países se respeta esto y en España no?.

Resignados continuamos y en nuestro camino encontramos un lidl en el que aprovechamos para abastecernos y llenamos el frigorífico. Angel dice que sabe llegar desde aquí a la autopista A11 que es la que nos mete de lleno en Eslovenia sin el navegador, pero no es así y tenemos que recurrir a él que nos mete sin problemas y nos lleva a la frontera.

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